Amor y felicidad para este 2015

Estimados amigos suscriptores y visitantes, estamos por terminar un año más de retos y oportunidades, y comenzar uno nuevo, lleno de esperanzas y anhelos.

Es un honor compartir este espacio con ustedes y así poder estar más cerca de todos los que compartimos el mismo sentimiento por el campo. De parte de todo el equipo Unisem, reciban un abrazo y deseamos que pasen Felices Fiestas y un Prospero año 2015.

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Cómo hacer un análisis de suelo

¿Análisis de suelo? Es de esas cosas que todos sabemos que las deberíamos hacer pero solo pocos lo hacemos. Esto es un error, ya que hay ocasiones donde aplicamos fertilizante en demasía, o del tipo equivocado, lo que infla nuestros costos de producción, además de afectar el medio ambiente.

Por ejemplo, según el Ing. Davíd Díaz de la empresa Fertilab en Celaya, ocurre con cierta frecuencia que los suelos que analizan ya no necesitan más fósforo, seguramente porque durante años se aplicó fósforo de manera rutinaria, por costumbre, sin análisis.

¿Pero cómo saberlo? Solo un análisis de suelo nos porporciona este dato. El fósforo es solo una de muchas variables que se determinan mediante un análisis de suelo. Otros son las concentraciones de nitrógeno, potasio, calcio, magnesio, azufre, fierro, manganeso, zinc, cobre, boro y molibdeno, el pH y el contenido de materia orgánica.

Los análisis de suelo consisten en 3 pasos:

  1. La toma de la muestra
  2. El análisis en laboratorio
  3. La formulación de recomendaciones para el cultivo que queremos sembrar

Como resultado de los análisis podemos:

  • Saber cuánto hay disponible en el suelo de cada nutriente
  • Conocer posibles deficiencias del suelo que hacen que los fertilizantes no funcionan adecuadamente
  • Estimar las dosis más rentables de aplicación de fertilizantes

¿Cuándo se toman las muestras?

Las muestras se toman de preferencia después de preparar el suelo pero antes de aplicar fertilizantes, idealmente unas semanas antes de sembrar, para tener el tiempo para tomar en cuenta los resultados.

¿Dónde se toman las muestras?

En cada parcela se toman 15 a 20 submuestras de diferentes partes. Estas se mezclan muy bien para formar una sola muestra compuesta de 1 kg.

Para lograr una muestra representativa hay que evitar las orillas de los campos. Si una parcela tiene varios tipos de suelo, o diferentes cultivos previos o es muy grande, es recomendable tratarla como si fueran dos o más parcelas, es decir, tomar 15-20 muestras en cada parte y formar dos o más muestras compuestas.

¿A qué profundidad se toman las muestras?

Para cultivos anuales como maíz o sorgo, las muestras abarcan la capa del suelo que se trabaja, generalmente unos 25-30 centímetros.

¿Qué más hay que tomar en cuenta?

Es importante etiquetar las muestras enseguida, con el nombre del productor, nombre o número de la parcela, fecha, profundidad de la muestra. Además de estos datos, el laboratorio necesitará saber el cultivo que quiere sembrar y el rendimiento que pretende lograr, para poder hacer la mejor recomendación.

Nota de Fertilab: “La certeza de los resultados que entrega un laboratorio debe estar respaldada por acreditaciones para que los resultados sean creíbles.  Fertilab cuenta con acreditaciones y evaluaciones a nivel mundial (Wageningen Evaluating Program for Analitical Laboratories – WEPAL), en Holanda. En Estados Unidos, (The North American Proficiency Testing Program – NAPT), acreditados por cuarto año consecutivo desde el 2011, esto se puede verificar viendo el link donde en el listado están los laboratorios que han sido acreditados en este año: https://www.naptprogram.org/pap. A nivel  nacional (Intercomparación de Laboratorios (ISP) coordinado por la Sociedad Mexicana de la Ciencia del Suelo y el Colegio de Postgraduados). También contamos con la certificaciónISO 9001:2008”

Aflatoxinas y otras micotoxinas en maíz

Se escucha cada vez más de aflatoxinas, sobre todo en cículos ganaderos, donde la preocupación principal es la calidad del ensilaje. Sin embargo, estas sustancias no son nuevas y todos las deberíamos conocer, no solo los productores de leche, ya que pueden contaminar también a alimentos humanos.

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Cacahuates con moho que contiene aflatoxinas

¿Qué son las micotoxinas?

Micotoxina significa “sustancia tóxica producida por un hongo”. Entre cientos de micotoxinas, las más problemáticas incluyen las aflatoxinas, la toxina T-2, desoxinivalenol, zearalenona, fumonisina, ocratoxina, entre otras.

Las aflatoxinas, por ejemplo, son producidas por algunas especies y cepas de hongos del género Aspergillus. Este hongo puede invadir alimentos como nueces y cacahuates.

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Mazorca de maíz infestada por Aspergillus flavus, hongo que produce aflatoxinas

El hongo Aspergillus flavus también puede afectar al cultivo del maíz, entrando por los estigmas o por heridas causadas por insectos. Forma un micelio (moho) de color verde-oliva, como se muestra en la foto. Otros hongos productores de micotoxinas tienen otros comportamientos.

¿Qué efectos tienen las micotoxinas?

Las micotoxinas en general son tóxicas para los organismos de sangre caliente, como humanos y animales domésticos. Reducen el desempeño y vuelven al organismo más susceptible a diversas enfermedades. Las aflatoxinas, por ejemplo, afectan principalmente el hígado y pueden causar cáncer.

En animales domésticos se les teme a las micotoxinas porque, arriba de ciertas concentraciones tolerables, afectan el desempeño del hato, como reproducción, crecimiento, producción lechera.

Las aflatoxinas ingeridas por un animal en lactancia, pasan en parte a la leche. Esta es la razón por lo que las aflatoxinas son especialmente problemáticas en la alimentación del ganado lechero. Las tolerancias de aflatoxina para otros tipos de animales domésticos, como por ejemplo los de engorda, suelen ser más altas.

Las micotoxinas pueden causar daños en concentraciones muy bajas. Por ejemplo, la concentración máxima permisible de aflatoxinas en el maíz para alimentación de ganado lechero es de 20 partes por billón. Como comparación, esto es equivalente a 1 segundo en 19 meses. Además, se sospecha que aún el consumo constante de concentraciones dentro de las tolerancias puede causar efectos crónicos.

¿Me debo preocupar por las micotoxinas?

Si el cultivo y especialmente el grano se ve limpio, libre de pudriciones, puede suponer que su cosecha no contiene concentraciones importantes de micotoxinas. Sin embargo, en ocasiones sí ocurren las micotoxinas en concentraciones mayores. Si por pobreza, ignorancia o descuido, la gente come los granos contaminados o los da a los animales, los efectos pueden ser drásticos.

Por lo tanto, considero que debemos estar alertos a la posibilidad de una contaminación por micotoxinas, tanto en campo como también en los ensilajes y los almacenes de mazorcas o granos. Para los ganaderos sería prudente analizar nuestros ensilajes ocasionalmente. Antes de mandar alguna muestra a un laboratorio, infórmese bien sobre los procedimientos a seguir, ya que tienen que ser muy precisos para minimizar los errores.

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Ejemplo de un análisis micotoxicológico de ensilaje de maíz Hércules de Unisem.

 

¿Cómo controlar las micotoxinas?

El ataque con hongos que producen micotoxinas pueden ocurrir desde el campo o después, en el manejo, transporte o almacén. Si el grano o ensilaje no se maneja correctamente, los hongos siguen vivos, reproduciéndose y produciendo micotoxinas.

Por lo tanto, el control de micotoxinas empieza en campo pero también incluye el manejo y almacenamiento de la cosecha.

En el campo tenemos que lograr en primer lugar un cultivo sano. Esto empieza con la elección de un híbrido de maíz adaptado a nuestra región.

Las plagas de insectos se alimentan o ovipositan dentro de diversas partes de las plantas y dejan daños que luego son colonizados por hongos. Esto incluye plagas de raíz como diabrótica y gallina ciega, trozadores, barrenadores de tallo como el picudo, y gusano elotero, etc. Por lo tanto, el control de estas plagas indirectamente también controla los hongos.

En el manejo del producto final, llámese grano o ensilaje, debemos mantener limpios las herramientas y silos que utilizamos para la cosecha, el transporte y el almacenaje de la cosecha.

Se debe limpiar el lugar (piso de concreto, bodega, silo, tambo, cuarto) donde se almacenará la nueva cosecha, así como los implementos para su manejo, como por ejemplo elevadores, bazucas y básculas. Si cosechamos húmedo, el grano se debe secar rápidamente y luego enfriar y ventilar. Si se puede separar físicamente las mazorcas o el grano afectado es mucho mejor. En cosecha mecánica esto se puede lograr mediante cribado y mesas de gravedad; en cosecha manual mediante la separación de las mazorcas podridas.

Cuando ensilamos, las recomendaciones para reducir los riesgos de hongos son las mismas como para lograr un buen silo en general. Incluyen aspectos desde la humead con la que se cosecha (mínimo 30% de materia seca), el corte (entre 8 y 20 mm), transporte ágil al silo, compactación inmediata y fuerte, cubrimiento con plástico de suficiente calibre, etc.

Más información

https://www.youtube.com/watch?v=sSqV_Anu_ko

http://www.fao.org/docrep/005/Y1390S/y1390s04.htm