Se escucha cada vez más de aflatoxinas, sobre todo en cículos ganaderos, donde la preocupación principal es la calidad del ensilaje. Sin embargo, estas sustancias no son nuevas y todos las deberíamos conocer, no solo los productores de leche, ya que pueden contaminar también a alimentos humanos.
¿Qué son las micotoxinas?
Micotoxina significa “sustancia tóxica producida por un hongo”. Entre cientos de micotoxinas, las más problemáticas incluyen las aflatoxinas, la toxina T-2, desoxinivalenol, zearalenona, fumonisina, ocratoxina, entre otras.
Las aflatoxinas, por ejemplo, son producidas por algunas especies y cepas de hongos del género Aspergillus. Este hongo puede invadir alimentos como nueces y cacahuates.
El hongo Aspergillus flavus también puede afectar al cultivo del maíz, entrando por los estigmas o por heridas causadas por insectos. Forma un micelio (moho) de color verde-oliva, como se muestra en la foto. Otros hongos productores de micotoxinas tienen otros comportamientos.
¿Qué efectos tienen las micotoxinas?
Las micotoxinas en general son tóxicas para los organismos de sangre caliente, como humanos y animales domésticos. Reducen el desempeño y vuelven al organismo más susceptible a diversas enfermedades. Las aflatoxinas, por ejemplo, afectan principalmente el hígado y pueden causar cáncer.
En animales domésticos se les teme a las micotoxinas porque, arriba de ciertas concentraciones tolerables, afectan el desempeño del hato, como reproducción, crecimiento, producción lechera.
Las aflatoxinas ingeridas por un animal en lactancia, pasan en parte a la leche. Esta es la razón por lo que las aflatoxinas son especialmente problemáticas en la alimentación del ganado lechero. Las tolerancias de aflatoxina para otros tipos de animales domésticos, como por ejemplo los de engorda, suelen ser más altas.
Las micotoxinas pueden causar daños en concentraciones muy bajas. Por ejemplo, la concentración máxima permisible de aflatoxinas en el maíz para alimentación de ganado lechero es de 20 partes por billón. Como comparación, esto es equivalente a 1 segundo en 19 meses. Además, se sospecha que aún el consumo constante de concentraciones dentro de las tolerancias puede causar efectos crónicos.
¿Me debo preocupar por las micotoxinas?
Si el cultivo y especialmente el grano se ve limpio, libre de pudriciones, puede suponer que su cosecha no contiene concentraciones importantes de micotoxinas. Sin embargo, en ocasiones sí ocurren las micotoxinas en concentraciones mayores. Si por pobreza, ignorancia o descuido, la gente come los granos contaminados o los da a los animales, los efectos pueden ser drásticos.
Por lo tanto, considero que debemos estar alertos a la posibilidad de una contaminación por micotoxinas, tanto en campo como también en los ensilajes y los almacenes de mazorcas o granos. Para los ganaderos sería prudente analizar nuestros ensilajes ocasionalmente. Antes de mandar alguna muestra a un laboratorio, infórmese bien sobre los procedimientos a seguir, ya que tienen que ser muy precisos para minimizar los errores.
¿Cómo controlar las micotoxinas?
El ataque con hongos que producen micotoxinas pueden ocurrir desde el campo o después, en el manejo, transporte o almacén. Si el grano o ensilaje no se maneja correctamente, los hongos siguen vivos, reproduciéndose y produciendo micotoxinas.
Por lo tanto, el control de micotoxinas empieza en campo pero también incluye el manejo y almacenamiento de la cosecha.
En el campo tenemos que lograr en primer lugar un cultivo sano. Esto empieza con la elección de un híbrido de maíz adaptado a nuestra región.
Las plagas de insectos se alimentan o ovipositan dentro de diversas partes de las plantas y dejan daños que luego son colonizados por hongos. Esto incluye plagas de raíz como diabrótica y gallina ciega, trozadores, barrenadores de tallo como el picudo, y gusano elotero, etc. Por lo tanto, el control de estas plagas indirectamente también controla los hongos.
En el manejo del producto final, llámese grano o ensilaje, debemos mantener limpios las herramientas y silos que utilizamos para la cosecha, el transporte y el almacenaje de la cosecha.
Se debe limpiar el lugar (piso de concreto, bodega, silo, tambo, cuarto) donde se almacenará la nueva cosecha, así como los implementos para su manejo, como por ejemplo elevadores, bazucas y básculas. Si cosechamos húmedo, el grano se debe secar rápidamente y luego enfriar y ventilar. Si se puede separar físicamente las mazorcas o el grano afectado es mucho mejor. En cosecha mecánica esto se puede lograr mediante cribado y mesas de gravedad; en cosecha manual mediante la separación de las mazorcas podridas.
Cuando ensilamos, las recomendaciones para reducir los riesgos de hongos son las mismas como para lograr un buen silo en general. Incluyen aspectos desde la humead con la que se cosecha (mínimo 30% de materia seca), el corte (entre 8 y 20 mm), transporte ágil al silo, compactación inmediata y fuerte, cubrimiento con plástico de suficiente calibre, etc.