Urge una aplicación de sulfato ferroso en esta parcela en Santa Rosa (Plan de Ayala), León, Guanajuato, y también es notorio que se fue un poco de la mano el gusano cogollero, pero fuera de ello, se aprecia muy bien cómo las «Semillas Todo Terreno» (a la derecha, en este caso el híbrido de maíz blanco Pegaso) resisten mucho mejor la deficiencia que «los de enfrente» a la izquierda.
La deficiencia de fierro inicia por un amarillamiento de las hojas más jovenes. Si no se controla, las venas de las hojas palidecen, causando un padrón característico de rayas longitudinales verdes y amarillas en las hojas. Desde la distancia se aprecian manchones amarillentos irregulares dentro de los campos, ya que rara vez un campo está afectado homogéneamente en toda su extensión.
Las deficiencias de fierro suelen estar asociadas con un pH del suelo alto (suelos alcalinos), carbonato de calcio libre y materia orgánica baja. También es común en partes del terreno que perdieron la capa superior del suelo, ya sea por erosión o nivelación. Sorgo y maíz son dos de los cultivos más susceptibles a la deficiencia de fierro, mientras que trigo y alfalfa son de los más tolerantes.