Un hijo de campesino muy especial
A mediados del siglo 19 todavía no se conocían términos como cromosomas, genes o genética. Se sabía que los rasgos se heredaban de una generación a otra, tanto en animales como en plantas. Cuando los parentales mostraban características distintas, éstas se combinaban de alguna manera en los descendientes aunque no estaba muy claro cómo. Por ejemplo, los descendientes no siempre tendían hacía el promedio entre los dos progenitores, sino podían asumir el rasgo de solo uno.
Hacía falta un trabajo de investigación a fondo para tratar de detectar y formular leyes naturales. Esto fue el gran logro de Gregor Mendel, quien nació el 20 de julio de 1822 en Heinzendorf, Austria, lo que hoy es Vrazné, Chequia. Fue bautizado como Johann (Juan). El nombre de Gregor (Gregorio) lo asumió más tarde, cuando entró a la órden de los Agustinos.
Fue hijo de campesinos humildes. Desde chico mostró entusiasmo por la naturaleza. Aunque el dinero fuera muy escaso, sus maestros insistían que cursara la prepa, puesto que tenía buenas calificaciones. Mendel se mantuvo a flote con tutoreo y gracias al apoyo de sus hermanas. Pero solo cuando se hizo novicio del monasterio de Santo Tomás en Brno, se aliviaron las penas y Gregor Mendel pudo dedicarse más plenamente a sus investigaciones.
Mendel planificó y ejecutó el trabajo que lo hizo famoso de manera meticulosísima. Después de definir el tema, seleccionó los chicharos (Pisum sativum) como la especie idónea para sus fines, ya que fue la que mejor cumplía con los requisitos buscados que fueron: (1) que tuvieran ciertas características con variaciones, (2) que fuera posible la polinización controlada, (3) que se conservara la fertilidad en las cruzas.
Compró 34 variedades distintas en las tiendas de semillas, las reprodujo durante dos años para verificar su pureza y seleccionó 22 para su investigación. Mendel se enfocó en siete características, incluyendo el color de las semillas (verde o amarillo) y su forma (redonda o arrugada).
Solo entonces se puso a polinizar. Este trabajo es minucioso, ya que hay que eliminar las anteras y tapar las flores antes de que los estigmas sean receptivos. Entonces hay que llevar el polen de una planta que forma parte de una cruza a los estigmas de la otra.
Las cruzas resultaban uniformes. Por ejemplo, si cruzaba una planta de una variedad con semillas redondas con otra de semillas arrugadas, el híbrido resultante producía invariablemente semillas redondas. Esto se conoce como la primer regla de Mendel o “regla de la uniformidad”. En este caso, redondo es el rasgo dominante, arrugado el recesivo.
Luego Mendel dejaba que los híbridos seguían autopolinizándose para producir las generaciones subsecuentes y seguir observándolas. En la primer generación derivada de los híbridos obtuvo 7324 semillas, de las cuales 5474 eran redondas y 1850 arrugadas. Es decir, por cada semilla arrugada había 2.96 redondas. La proporciones en las demás características variaban entre 2.82:1 y 3.15:1, o alrededor de 3:1, lo que se conoce como la segunda regla de Mendel o “regla de la segregación.”
Mendel concluyó de estos resultados y otros más que la información genética recesiva tenía que estar presente en algunas plantas aunque no la mostraran. Ésta se mantiene de generación en generación, sin cambios, como una unidad, aunque no siempre fuera visible. Hoy conocemos estas unidades como genes.
Mendel presentó sus resultados por primera vez hace exactamente 150 años, el 8 de febrero de 1865. Sin embargo, su gran logro no fue reconocido sino hasta varias décadas después, cuando ya no vivía.
Fuentes:
Mendel, Gregor, 1866: Versuche über Pflanzenhybriden. Zwei Abhandlungen.
http://es.wikipedia.org/wiki/Gregor_Mendel
http://daughterofthesoil.blogspot.mx/2006/08/how-to-hand-pollinate-sweet-peas.html