Para producir leche, el ganado necesita energía o calorías. Si la vaca no recibe suficiente energía, la producción se merma. En animales de alto potencial, cada caloría adicional aumenta la producción. Para asegurar el abastecimiento energético, los alimentos deben ser ricos en calorías.
Una manera de aumentar la concentración de energía en la ración es incluir granos o concentrados. Pero esto pronto llega a límites fisiológicos y económicos, por lo que es importante tratar de aportar una mayor proporción de la energía total por medio de los forrajes.
Hablando de economía, comparemos los costos de ensilaje con el de los granos. Primero el costo del silo. Suponiendo rendimientos de 60 toneladas en fresco, con un contenido de materia seca (MS) de 30% (18 toneladas) y un costo de producción de $18,000 por hectárea, cada kilogramo de MS nos cuesta 1 peso. Incluyendo pérdidas de 20%, el costo sube a $1.25. Si este forraje contiene 1.45 megacalorías de energía neta de lactancia por kilogramo de materia seca (Mcal NEL/kg MS), el costo por megacaloría se calcula en 86 centavos.
Si compramos maíz molido, en contraste, éste nos cuesta alrededor de 3.20 pesos, con un contenido de 1.95 Mcal/kg MS. El costo por megacaloría es de 1.64 pesos, casi el doble del costo del ensilaje de maíz supuesto arriba. Generalmente, el costo del ensilaje se reduce con mayor rendimiento y se incrementa si los rendimientos son menores. Sin embargo, aún con rendimientos modestos, el ensilaje de maíz resulta ser un alimento más rentable que los granos y concentrados. En resumen, el forraje de maíz nos permite cubrir las necesidades energéticas y al mismo tiempo mejorar la rentabilidad del hato.
Ahora bien, hay grandes diferencias entre ensilajes y ensilajes, no todos son de la misma calidad, no todos tienen la misma concentración de energía. Lo que se busca es una alta proporción de grano o mazorca en el ensilaje, y variedades con fibra relativamente digestible. La selección del híbrido es sumamente importante. Al seleccionar un híbrido que produce buena calidad de forraje logramos un efecto triple:
- Proporcionamos más calorías con cada kg de forraje.
- La vaca come más kg por día, lo que mejora su abastecimiento con energía.
- La proporción de calorías aportadas por forraje en la ración aumenta, lo que reduce el costo promedio.