Hace unos días se pudo leer en El Financiero «caen precios de granos básicos- urge contratar coberturas». ¿Qué significa esto?
¿Qué significa contratar una cobertura?
Una cobertura financiera, como por ejemplo una cobertura del precio del maíz, es similar a un seguro. Con un seguro pagamos una prima y recibimos dinero en caso de algún evento infortuito o riesgo, según tipo de seguro, como por ejemplo una granizada o un robo. Una aseguradora gana dinero porque muchos pagan una prima y solamente pocos van a sufrir la granizada o el robo.
Un seguro solo se puede contratar de forma preventiva, anticipada. No podemos asegurar un campo que ya está granizado ni una camioneta que ya se chocó. Lo que ya pasó, ya no es un riesgo sino simplemente un hecho.
En el caso de las coberturas del precio del maíz es lo mismo: Solo se puede cubrir lo que está por venir, contra movimientos ulteriores de los precios. No nos podemos asegurar contra movimientos pasados, consumidos.
Si leemos «caen 35% precios de granos básicos», en realidad estos precios ya cayeron. Esto significa que ¡ya no podemos asegurarnos contra tal caída! La recomendación «urge contratar coberturas» basada en una caída pasada carece de lógica. Aplica el dicho Mexicano «muerto el niño, a tapar el pozo.» Contratar una cobertura después de una caída es buena idea solo si se anticipa que el precio pudiera bajar aún más.
¿Cuándo contratar coberturas?
Tenemos que asegurar los precios (si es que los queramos asegurar) antes de que caigan. Idealmente, las coberturas se contratan cuando se toma la decisión de sembrar cierto cultivo y no después de que caigan los precios. Si voy a sembrar y en este momento puedo asegurar un precio para mi cosecha que parece atractivo y rentable, quizás conviene asegurar tal precio de una buena vez para una parte de la cosecha.
¿Conviene contratar coberturas?
Ahora bien, las coberturas tienen un costo. El agricultor tiene que preguntarse primero, ¿necesito cobertura de precio? ¿Es conveniente para mí?
Tendencialmente, las consecuencias de una caida en el precio son más graves, y por lo tanto una cobertura de precios es más atractiva para …
- … un productor que produce con altos costos por hectárea (¡incluyendo renta de tierra!) y créditos de avío que para quien produzca con pocos insumos, pocos costos y recursos propios,
- … un productor que comercializa el grano que para quien usa el cultivo para su ganado o autoconsumo,
- … un productor que depende del cultivo en cuestión como su principal fuente de ingreso, comparado con él que siembra varios cultivos diferentes o tiene otros ingresos no relacionados,
- … un productor en una zona con rendimientos relativamene estables que para un productor que produce en temporales irregulares y por lo tanto ya está calculando con fuertes fluctuaciones en el ingreso por su cultivo.
Es importante aclarar que todos las coberturas del precio de maíz que actualmente se contratan, son en realidad para el precio del maíz amarillo en Estados Unidos y solo sirven para el productor de maíz en México en la medida que el precio en México y el de EEUU fluctuan paralelamente.
¿Qué tipos de coberturas existen?
Existe un tipo llamado «opciones» que protegen contra una caida pero dejan abierta la posibilidad de una subida. Se paga una prima anticipadamente. Otro tipo de cobertura se llama «futuro» que no es más que fijar el precio de antemano. En el caso del «futuro» no hay prima. El costo de protegerse contra bajas en el precio consiste en renunciar a posibles subidas en el precio más una comisión o ganancia para los intermediarios financieros. Existen variantes adicionales, principalmente combinaciones de varios instrumentos.
¿Dónde contratar coberturas?
Actualmente, la única forma práctica de contratar coberturas de precios para un productor pequeño o mediano en México es por medio de esquemas de Agricultura por Contrato, donde el productor se acerca con el comercializador o el industrial y éste contrata las coberturas. Estos contratos se suelen firmar en los tiempos de siembra y ser altamente subsidiados por el Gobierno.
Los contratos tienen dos lados
Hace un tiempo, una empresa semillera conocida ofreció dos tipos de contratos de producción de semilla de maíz. Uno a precio variable, o «a como anduviera», y otro a precio fijo. Los productores tenían la libertad de escoger antes de sembrar qué tipo de contrato querían. Había quién contrató a X pesos fijos y había quién contrató a precio variable.
Llegó el tiempo de cosecha y resulta que el precio comercial en tiempos de cosecha fue un poco superior a X pesos. ¿Qué pasó? Resulta que algunos de los productores que habían contratado precio fijo no aguantaron la pena de recibir un poco menos de lo que recibían sus vecinos que habían contratado precio variable. Se frustraon a tal grado que tomaron las instalaciones de la semillera.
Si esta es nuestra actitud, olvidémosnos de una vez de las coberturas. Las coberturas son un contrato que, como cualquier contrato, tienen derechos pero también obligaciones para ambas partes.